El mundo editorial celebró en fecha reciente el cumpleaños número 50 de la primera edición de la emblemática novela 100 años de soledad, del escritor colombiano Gabriel García Márquez.
Para la historia quedó que fue la Editorial Sudamericana de Buenos Aires, la primera en apostarle a una obra que con el pasar de los años se convirtió en una de las indiscutibles joyas de la literatura universal de fines del siglo XX; traducida a una multiplicidad de lenguas, 100 años de soledad, ayudó a llevar al escritor caribeño al máximo reconocimiento del campo literario: el Premio Nobel de literatura, 15 años después de su publicación.
A pesar de algunas visiones contrarias, 100 años de soledad sigue siendo en la actualidad uno de los más importantes referentes dentro de la novela escrita en español. No son pocos los que la enaltecen como la segunda obra más importante escrita en este idioma, después de Don quijote de la Mancha, de Cervantes.
Así, escritores como tan diversos como Paul Auster, Salman Rushdie, Mo Yan y Milan Kundera, han declarado sentirse fuertemente marcados por el universo macondiano. De igual forma, países y continentes enteros han sentido la influencia de la obra. De otra forma no tendría explicación que en China, 100 años de soledad hubiera sido ampliamente pirateada por varias décadas, y que la obra haya encontrado especial repercusión en ciertos lugares de África o de los países balcánicos.
Pero no todo es brillo y luz en la apasionante historia de este libro. Gabo tuvo que luchar contra numerosas circunstancias adversas, sobre todo al comienzo de su carrera como escritor. Serían su perseverancia y convencimiento en la labor, los que lo llevaron a seguir escribiendo y finalmente dar con el tono de la novela, como lo cuenta Conrado Zuluaga en una interesante columna que dedica al respecto en el diario El Tiempo.
Allí, el conocedor de la obra de Márquez y amigo íntimo del escritor narra que Gabo «a pesar de tantas circunstancias adversas (el escritor se gana solo el 10 por ciento del precio de venta, vive de otros oficios o escribe argumentos cinematográficos con seudónimo, recibe subsidios de ricos generosos o del Estado que coartan la libertad), sigue aferrado a su oficio “aun con los zapatos rotos y aunque sus libros no se vendan”, porque “se es escritor simplemente como se es judío o se es negro”. Y García Márquez, que por esos días (agosto de 1966) había terminado ‘Cien años de soledad’ después de afrontar muchas penalidades y limitaciones, comenta: “No creo que sean muchos los lectores que al terminar la lectura de un libro se pregunten cuántas horas de angustias y de calamidades domésticas le han costado al autor esas 200 páginas y cuánto ha recibido por su trabajo”.
Desde el Centro Colombiano de Derechos Reprográficos – CDR, sus editores y autores afiliados seguimos celebrando la existencia de esta magnífica novela que nos ha ayudado a entendernos mejor a nosotros mismos como país, y a la vez, ha ayudado a que el mundo nos conozca y nos entienda con mayor profundidad, belleza, singularidad y magia.
Fuentes consultadas:
- http://www.semana.com/cultura/articulo/cien-anos-de-soledad-de-gabriel-garcia-marquez-cumple-50-anos/526666
- http://www.lavanguardia.com/cultura/20170619/423494328403/50-aniversario-publicacion-cien-anos-de-soledad-gabriel-garcia-marquez.html
- http://www.eltiempo.com/cultura/musica-y-libros/cien-anos-de-soledad-cumple-50-anos-92936