De acuerdo a la revista especializada Billboard una primera demanda por 150 millones de dólares, presentada en un juzgado de Los Ángeles por el músico David Lowery, líder de los grupos de rock Camper Van Beethoven y Cracker, sostiene que Spotify, con conocimiento de causa, distribuyó y reprodujo música protegida sin tener los derechos mecánicos de esas obras.
La segunda demanda, se ha hecho pública recientemente por 200 millones de dólares, de parte de la cantante de indie-folk, Melissa Ferrick, quien enseña en el prestigioso Berklee College of Music. La artista alcanzó cierta notoriedad en 1991 cuando fue invitada como telonera a una gira del cantante Morrissey. Según indica El Universal, la artista dijo que sus canciones habían sido escuchadas más de un millón de veces en los últimos tres años y que Spotify no habría generado los derechos de autor correspondientes a sus regalías.
Ambas demandas, cada una interpuesta por un artista individual ante un tribunal en Los Ángeles, piden a un juez autorizar una demanda colectiva a la que podrían sumarse otros compositores, músicos y cantantes. De acuerdo a Billboard, en previsión de la demanda, Spotify anunció que su intención era «construir un sistema de administración para las publicaciones integral» con el fin de arreglar los «faltantes o incorrectos, incompletos» y poseer los datos necesarios para pagar adecuadamente las regalías editoriales.
Alejandro Nuñez, en una reciente columna para nuestros colegas de ODAI, contextualizaba el fenómeno preguntándose: «¿qué tan desfavorable es que un autor tenga un contrato con esta empresa?». Las razones se hunden en el giro que ha sufrido la industria musical en las últimas décadas, los perjuicios que la piratería ha causado sobre la venta tradicional de las obras en soportes físicos como el CD y la búsqueda de nuevas fronteras de comercio en los servicios que se prestan a través de Internet, sostiene este autor.
Por lo tanto, si bien Spotify manifiesta que bajo su modelo ganan los artistas, las productoras y los fans, mientras la tensión entre algunos creadores y el servicio de streaming siga existiendo, cabe la pena preguntarse lo que indicó Melissa Ferrick sobre su demanda: «el sitio utiliza una estrategia que ya es común en muchos servicios de música en línea: violar los derechos de autor ahora y disculparse después».
FUENTES CONSULTADAS
http://odai.org/2015/08/spotify-posicion-de-los-servicios-de-streaming-sobre-el-derecho-de-autor/
http://www.elpais.com.uy/vida-actual/demandan-us-millones-spotify-violar.html
Redacción y montaje: Leandro Vinasco A. / Otromundo