Un cuarto de siglo en defensa de la creación, la cultura y el acceso legal al conocimiento
El pasado jueves 14 de agosto, el Centro Colombiano de Derechos Reprográficos –CDR– conmemoró 25 años de trabajo ininterrumpido en defensa de los derechos de autores y editores de obras escritas. La celebración reunió a destacadas personalidades del sector editorial, literario, cultural y académico, en un ambiente de reconocimiento y compromiso hacia el futuro de la gestión colectiva.
Desde su fundación en el año 2000, el CDR se ha consolidado como la entidad encargada de proteger y gestionar los derechos de reproducción de las obras escritas de autores y editores, colombianos y extranjeros, garantizando que el uso de sus obras en entornos educativos, académicos, profesionales, comerciales y documentales sea justo, regulado y debidamente compensado. Gracias a esta labor, miles de docentes, estudiantes, investigadores, universidades, colegios, centros de documentación, bibliotecas y empresas acceden legalmente a fragmentos de obras literarias, científicas y académicas a través del sistema de licencias reprográficas.
La ceremonia contó con la presencia de líderes del sector como Albio Martínez Simanca, escritor y presidente del Consejo Directivo del CDR; Emiro Aristizábal Álvarez, presidente ejecutivo de la Cámara Colombiana del Libro; Erwin Guerrero Pinzón, gerente de la editorial Temis y miembro fundador del CDR; Gustavo Rodríguez García, primer presidente de la entidad, y Gonzalo Arboleda, presidente ejecutivo de la Cámara Colombiana del Libro en el momento de su fundación.
También asistieron autores, en especial escritoras que en los últimos años han fortalecido la representación femenina en el ecosistema editorial colombiano, así como editores miembros del CDR, quienes con su labor diaria hacen posible que los libros lleguen a los lectores de manera legal y sostenible.
Uno de los momentos más emotivos fue el homenaje a los escritores fundadores Ana Mariela Zuluaga García y José Luis Díaz-Granados Valdeblanquez, recordando que cada página escrita, cada capítulo compartido y cada artículo citado merecen respeto, reconocimiento y protección.
La conmemoración incluyó un saludo especial de Anita Huss-Ekerhult, directora ejecutiva de la Federación Internacional de Organizaciones de Derechos de Reproducción –IFRRO–, quien destacó al CDR como referente en América Latina por su gestión transparente y comprometida con la defensa de los derechos de autor.
Más allá de la celebración: un llamado urgente en tiempos de inteligencia artificial
El CDR recordó que cada copia física o digital de un capítulo de libro, artículo de revista, periódico o publicación periódica debe hacerse bajo licencia reprográfica. Estas licencias, de carácter colectivo, permiten a instituciones educativas, entidades públicas y privadas reproducir fragmentos de obras dentro de la ley, asegurando que los creadores reciban el reconocimiento y la compensación justa por su trabajo.
Hoy, cuando estudiantes, investigadores y profesionales recurren cada vez más a herramientas de inteligencia artificial que se nutren del conocimiento producido por autores y editores, se hace más urgente reconocer y pagar los derechos de autor. El uso de contenidos para entrenar y alimentar los sistemas de IA no puede darse a costa de invisibilizar o desvalorizar la labor intelectual de quienes escriben, editan y difunden conocimiento.
En este contexto, el CDR insiste: usar obras sin licencia no solo vulnera derechos, también debilita la cadena de valor cultural y académica. Formalizar las copias y el uso de contenidos a través de licencias no es solo un requisito legal, sino un acto de justicia con quienes hacen posible el acceso al conocimiento.
25 años mirando hacia el futuro
El aniversario fue más que una celebración: representó la reafirmación del compromiso del CDR con los creadores y editores, la promoción del acceso legal al conocimiento y el fortalecimiento de la cultura del respeto a los derechos de autor en Colombia.
Con 25 años de trayectoria, el CDR se proyecta hacia el futuro con una convicción clara: seguir siendo un aliado esencial para la educación, la investigación y la cultura, garantizando un equilibrio justo entre el derecho a aprender y el derecho a crear.