Con una amplia experiencia en el mundo de la edición académica, Federico Rivera ha sido a través de los años uno de los más importantes editores y formador de autores de libros de texto en Colombia. ¿Cuál es su historia de gusto y amor por los libros? ¿Porqué piensa que defender el derecho de autor en el ámbito digital es de central importancia en la actualidad? Estas y otras interrogantes a continuación en Conversaciones CDR.
CDR / ¿De dónde nace el amor por los libros y la edición académica?
Es una historia amplia. El interés por los libros nació desde muy temprano, en la escuela, gracias a un profesor que nos motivaba mucho la lectura. Recuerdo que en una semana santa me metí de lleno a la obra de Julio Verne, me la leí prácticamente toda y quedé fascinado con el tema. Me encantaron los libros y seguí con el proceso.
Años después, cuando terminé la universidad, tuve la oportunidad de trabajar con Editorial Voluntad en unos cursos que se daban para formación pedagógica de docentes, luego tuve la fortuna de ser llamado por Mc Graw Hill. En ese momento Mc Graw Hill comenzaba su gran proyecto a nivel Colombia y América Latina, así que tuve la oportunidad de trabajar como editor con ellos. Fue una empresa que me capacitó bastante, tuve la oportunidad de viajar y formarme en el exterior en temas editoriales.
Por suerte la edición es un área que siempre me gustó mucho. Así que estuve como editor en Mc Graw Hill durante algún tiempo, luego estuve en Pearson y también trabajé con Alfaomega; finalmente estuve en ECOE Ediciones y ahora en Ediciones de la U. Todo esto aparte de la experiencia directa que he tenido en las universidades: en el proyecto editorial de Unisur, que ahora se llama UNAD y las asesorías en ASEUC cuando se comenzaron a formar e impulsar a los primeros editores universitarios.
CDR / Después de esta amplia experiencia en el mundo editorial, ¿a que se dedica actualmente?
Mi rol principal sigue siendo el de impulsar autores. Dentro de Ediciones de la U, mi función tiene que ver también con la parte comercial por la experiencia y el conocimiento que tengo allí. Sin embargo, sigo trabajando en la búsqueda y capacitación de autores. Tenemos programas de colaboración con distintas entidades; entre estas, las universidades nos solicitan ese apoyo para capacitar autores, así que voy, dicto charlas, los asesoro y ayudo en lo que puedo. He presentado mis conferencias sobre el tema en bastantes universidades a nivel nacional e incluso he tenido la oportunidad de ir fuera de Colombia a países como Ecuador y México a realizar mis aportes.
CDR / Siguiendo en ese mismo campo de la academia ¿cuáles serían los principales desafíos a los que se enfrenta este ámbito de la edición en la actualidad?
Creo que en este momento hay bastantes autores de una alta capacidad. Son personas que por su trayectoria, su experiencia académica y su conocimiento podrían llegar a ser muy buenos autores en cualquier rama. Sin embargo ha faltado una directriz más clara, un mayor incentivo por parte de las directivas universitarias, los gobiernos e incluso Colciencias. Hemos tenido esfuerzos muy esporádicos, desarticulados, faltos de planeación, sin la presencia de expertos que conozcan bien el campo y puedan aportar en concordancia.
En términos generales creo que ha faltado más estímulo para el autor. Algunas universidades intentan hacerlo, comienzan con un programa, ven que quizás no funciona en el plazo inmediato así que cambian de director de publicaciones y de personal y políticas, con lo cual muchos de esos esfuerzos se pierden. En conclusión, allí hay un reto grande: articular un proyecto serio, amplio, de carácter nacional, para que los docentes sientan que pueden publicar con mayor calidad y mayor compromiso.
En el otro extremo del asunto está el facilísimo. Como algunas instituciones empiezan a presionar para que los docentes escriban, muchos autores lo que hacen es comenzar a tomar partes de Internet para copiar y pegar básicamente. Con ello hacen un documento que, si bien habla del tema, no conforma realmente un material de aprendizaje y enseñanza. De esta manera no se aporta al avance del pensamiento y la ciencia, solo se publican documentos sueltos y desarticulados, que terminan siendo simples “colchas de retazos” sin contribuir realmente a los temas de importancia.
Desde que yo entré al sector del libro he podido ver toda la trayectoria de desarrollo. Inicialmente se estudiaba con libros en inglés, luego llegaron las traducciones, las adaptaciones, y finalmente los autores nuestros empezaron a salir. Esto demuestra que ha habido un proceso. Lo reitero: creo que estamos en un momento donde hay bastante madurez y capacidad para publicar en muchas ramas del saber con una alta calidad. Además los medios de comunicación hacen todo más asequible, lo cual hace que muchos docentes tengan mayores facilidades para publicar.
CDR / ¿Cual es la importancia de defender el derecho de autor en el medio académico? ¿Cree que exista desconocimiento del tema?
En general creo que hay bastante desconocimiento. Además, también hay una tendencia entre algunos profesores según la cual conseguir las cosas al menor costo posible o sin pagar nada, es una vía válida para difundir el conocimiento. Yo creo que allí hay un grave error, pues se fundamentan en sofismas sin sentido. Según estos discursos, la idea es que si el estudiante invierte en un libro, no tiene la posibilidad de acceder a otras cosas.
Pero cuando uno ha vivido en las universidades y ha conocido el tema desde adentro sabe que esa no es la razón. El asunto más bien es que si se puede conseguir un contenido en Internet y se puede bajar gratis, entonces ¿para qué voy a pagar? Lamentablemente esta es la forma de razonar de muchos.
En general los docentes cometen estos errores porque no les interesa el tema y no lo valoran: no valoran que hubo una o varias personas que dedicaron gran cantidad de tiempo para sacar un libro o una investigación adelante. Es sin duda esa mentalidad del avivato latinoamericano o colombiano, ese facilísimo, el que incide gravemente en este problema.
Por el contrario, creo que si los docentes comienzan a ser consientes de la importancia que tiene la escritura, de todo el esfuerzo que requiere elaborar un documento, una investigación, un texto y llevarlo a su publicación, con seguridad van a respetarlo e incentivar a que los demás docentes continúen en esta tarea.
CDR / Sobre las charlas y conferencias que está realizando para capacitar a los autores ¿Qué consejos les podría dar a quienes comienzan en el mundo de la edición y la publicación?
La razón principal de las charlas obedece precisamente a que en mi labor diaria como editor encontraba una gran cantidad de materia prima que se desperdiciaba. Veía muchos autores que comenzaban su proyecto pero cuando recibían las primeras críticas, se aburrían y lo dejaban de lado. Se desanimaban también al ver que la remuneración económica era escasa. Por lo tanto, empecé a percibir que los autores necesitaban concientizarse de otras cosas; que escribir no es solo la parte económica, o toda esa área de satisfacción individual, de orgullo personal; no es solo eso lo que debe motivar al autor.
Hay muchas otras cosas importantes que se deben tener en cuenta a la hora de publicar: la trascendencia de su labor como docente, el impacto, el valor que puede llegar a tener una publicación en muchas personas, cosas que incluso resultan muy difíciles de medir.
También percibí que era importante hablarles de algunos elementos fundamentales que intervienen en el proceso de publicación de una obra. Cómo se hace la transacción, la parte de derechos, si ellos deben pagar la publicación, si es la empresa la que se encarga. Algunos autores llegan a pensar incluso que son ellos mismos quienes deben ir a vender su propia obra. Todo ese desconocimiento, que parece muy sencillo para quienes ya estamos de lleno en el mundo del libro, es un tema de suma importancia a la hora de motivarse a escribir. Entonces lo que yo trato de dar allí son esos elementos básicos.
Y lo he procurado hacer de forma puramente intencional, no de una manera técnica. He asistido a muchas charlas y seminarios sobre el tema pero son demasiado técnicos. Yo creo que el autor debe poseer un equipo de personas alrededor que lo asesoren en esos temas tan técnicos, lo cuál hace que éste no tenga que ser un experto en ello. A lo largo del proceso de publicación de un texto, el autor siempre contará con personas que le ayuden en la revisión de estilo, en los temas de diseño y derechos de autor entre otros. Lo realmente importante es que el autor tenga los contenidos, que conozca qué es lo que demanda el mercado y de qué forma lo debe presentar. Esa es la materia prima más valiosa.
CDR / Finalmente ¿cuál es el papel del CDR en la reprografía digital en el ámbito académico y universitario?
Yo creo que ha existido una transición obvia por el desarrollo de las tecnologías. En este nuevo panorama se están vulnerando algunos derechos, como sucedía antiguamente con el mundo de las fotocopias. Hoy la tecnología permite descargar los contenidos y empezarlos a reproducir sin ser justos con los autores. Creo que el trabajo que hace el CDR en defender los derechos de los autores, y procurar que aquellas personas que están dedicadas a vulnerar y apropiarse de las obras no lo hagan o paguen por ello, es bien importante.
El hecho de concientizar a estas personas y tratar de equilibrar esa relación entre el autor y el usuario es central. Y es central por un hecho básico: estimula al autor. Realmente el autor, sobre todo en el ámbito universitario y académico, percibe unos beneficios económicos muy pequeños por sus obras. En consecuencia, siempre vale la pena estimular todo ese esfuerzo que un autor determinado está haciendo. Así, el trabajo del CDR en concientizar tanto a autores, como usuarios, es útil para todos.
Ahora en el medio digital, como hay más facilidades, seguramente debemos concientizar aún más a los usuarios. De lo que se trata finalmente es crear la conciencia de que las obras han sido realizadas por personas y que esas personas merecen un reconocimiento y un respeto. Desde mi perspectiva, se trata simplemente de crear conciencia. Que los usos que se dan de las obras sean reconocidos, no porque me estén vigilando o porque haya una ley, sino para llegar al convencimiento de la forma correcta en que debe funcionar el mundo del saber y la creación.
Desde el punto de vista personal, en las empresas en las que he estado siempre he visto muchos autores muy contentos con recibir ese reconocimiento. Muchos autores reciben a veces cantidades pequeñas, pero eso no importa, no se trata de la cantidad. El aporte es valioso. Es un pequeño estímulo, pero que resulta importante y muy satisfactorio para seguir creando.
Entrevista, montaje y foto: Leandro Vinasco A. / Otromundo